La fábrica actual se presenta como un resto fosilizado después de la sustitución sistemática a lo largo de la ví́a frente al antiguo trazado del ferrocarril. Fósil que emerge ya fuera de escala con su actual entorno de bloques que la cercan y la amordazar.
Este entorno obsesivo unido a la dificultad de prever un programa que se antoja inadecuado y al tira y afloja entre la Junta y el Ayuntamiento para repartir el pastel, nos sugieren que más que un proyecto de arquitectura terminado, se trata de establecer una estrategia, el resto ya se verá:
1.- Utilizar toda el solar disponible para formar una bandeja que aísle el edificio del entorno y lo presente como un resto histórico, como un monumento, bandeja que se propone ligeramente inclinada para forzar más si cabe el efecto de una perspectiva irreal, idealizando su contenido y cercado por los vacíos de los lucernarios que iluminan los espacios interiores del sótano excavado.
2.- Deslindar claramente las funciones municipales de las propias de la Junta de Comunidades,asignado el edificio histórico al carácter simbólico de representación del gobierno y toda la planta bajo y la excavación a la sala de exposiciones y el auditórium municipal, abierto este a un patio posterior longitudinal al que se accede por dos rampas laterales que refuerzan el carácter inaccesible de las fábricas del edificio principal.
3.- Mantener la fachada existente y limpiar absolutamente el interior, distribución y estructura,restos de otra forma de hacer y otra utilidad que sólo han de estorbar la reutilización racional y adecuada de sus espacios internos.
La fuerte simetría de la planta nos obliga a situar dos cajas de comunicaciones y aseos simétricos longitudinales, que nos permitan una lectura lo más diáfana posible del espacio, y la disposición de dos bandas de circulaciones (privada y pública) necesarias para la representatividad y discreción del uso al que se destinan.