Un gran vaciado del terreno como una hendidura a lo largo de 420 metros en su eje longitudinal que va cayendo en dirección Suroeste es la primera operación que se propone para alojar la mayor parte del programa: pista de hielo cubierta en cabecera, cuatro campos de futbol y las pistas de tenis y pádel, con el fin de resguardarlos de los vientos, controlar su acceso(que se unifica en un solo punto para todo el conjunto), evitar una interminable valla perimetral y servir de espectáculo y entretenimiento desde el parque urbano que se sitúa en el nivel natural de la parcela.
La segunda operación es situar en un puente perpendicular a este vaciado todo el programa «a cubierto»: vestuarios de los campos, piscinas climatizadas y vestuarios húmedos, cafeterí́a, fitness, oficinas, auditorio y aulas; conformando un paralelepípedo de 175 x 10 x 23 metros que emerge a contra pendiente, la ocupación interior de este volumen se hace preservando al máximo la continuidad espacial a base de plataformas que vuelan sobre las piscinas y los vestuarios situados en su cara inferior.
Por último otra excavación puntual permite situar el polideportivo conectado en L con el edificio de piscinas aprovechando su cubierta y lucernarios para formar la plaza de acceso desde la ciudad. En el lado contrario un aparcamiento a la cota de los campos se cubre con un parque arbolado de carácter público que actúa como pulmón del conjunto sin interferir en el uso particularizado de las instalaciones.
Vaciado y puente ,estereotomía y tectónica, dos formas de hacer de la arquitectura llevadas aquí́ a las máximas consecuencias y que nos sirven para clarificar el programa y dar una respuesta contundente y adecuada a la condición de borde y la escala de la trama urbana en donde se inserta.