El Hospital General Universitario está situado en límite de la trama urbana del año 1985 frente a la antigua circunvalación de Albacete. Fue construido en el año 1982 con proyecto del arquitecto Antonio Escario y responde a una tipología residencial sanitaria, sin un auténtico planteamiento asistencial integral. Se trata de un paralelepí́pedo orientado norte-sur con dos unidades de hospitalización por planta mirando al paisaje lejano de la carretera de Murcia y Valencia. En las tres primeras plantas se desarrollaba un zócalo con las escasas funciones de diagnóstico y tratamiento.
La parcela ha ido colmantándose en su cara norte (trasera del edificio) con diversas ampliaciones, como el C.A.S., el bloque de Oncología y Radioterapia y otras añadidas a las primeras plantas con el fin de completar el programa asistencial, dando lugar a una ocupación fragmentada y caótica.
Toda la parcela está cerrada perimetralmente por una valla densa de hormigón que aísla al Hospital y que era adecuada en el momento de su construcción dado que suponía una defensa frente a la presencia agresiva de la circunvalación y el entorno urbano escasamente consolidado.
El proyecto consiste esencialmente en reformar el Hospital actual y ampliarlo dentro de los límites de la parcela.
IDEAS GENERADORAS DE PROYECTO
1.- Prolongar el zócalo actual dedicado a diagnóstico y tratamiento, mediante la extrusión de la sección del edificio existente, respetando su orden interno en naves sucesivas con patios hasta completar la parcela, con el fin de ampliar ordenadamente el espacio disponible permitiendo la mayor flexibilidad de uso.
La configuración arquitectónica de edificio en bandejas sucesivas permite esta operación sin desvirtuarlo conceptualmente.
2.- Los bloques emergentes para alojar las funciones de nueva hospitalización y laboratorios se insertan sobre este zócalo como actuaciones mostrando su actualidad en contraposición con el actual bloque de hospitalización.
3.- La operación se completa con la remodelación de los espacios actuales, utilizando la ampliación como fase intermedia para hacerla posible.
4.- El futuro desarrollo longitudinal del edificio en el frente de accesos obliga a reorganizar los accesos mediante una calle interior a la parcela, peatonal y rodada paralela al bulevar, que resuelve todos los accesos y las diferencias de cota con la planta baja del hospital y las rampas de entrada y salida del aparcamiento subterráneo y de la pasarela de unión con la Facultad de Medicina.
El aparcamiento se remata con una cubierta verde según la topografía resultante que vierte sobre la acera del bulevar (una vez eliminado el vallado existente) y que actúa como colchón y eficaz filtro a largo de los 250 mts de frente de la parcela, a la escala de la geometría y la importancia del edificio.
El resultado final supone una transformación radical de todo este entorno urbano consiguiendo integrar el edificio del hospital a la ciudad y a su vez cualificar este gran espacio público como remate del bulevar que circunda la ciudad en el límite con los accesos desde el sur-este: Murcia y Valencia.
Toda la ampliación se plantea a partir de un sistema constructivo similar al existente, con una conformación exterior que potencie la masa de ladrillo caravista característico del edificio, igualando el tono de todo el ladrillo con una pintura impermeable, con la apariencia del clínker que aporta densidad cromática al conjunto. Los nuevos volúmenes emergen sobre el zócalo como contrapunto con una piel liviana de vidrio y aluminio, piel que se extiende como protección térmica a lo largo de las aperturas longitudinales enrasada con el ladrillo para conseguir una lectura continúa de los planos de fachada